Venecia, 14 de agosto de 2021- La celebración de San Rocco es uno de los días más importantes que tienen lugar, todavía hoy, en la ciudad de Venecia. El 16 de agosto de cada año el Santo se celebra con una procesión que empieza en Campo dei Frari, llega a la Iglesia de San Rocco y a la homónima confraternidad y termina con una Misa solemne en el suntuoso escenario de la Sala Capitular de la Scuola Grande di San Rocco.
El programa de las celebraciones del día de San Rocco 2021 incluye, además de la Misa Pontifical celebrada en la Scuola Grande dedicada al Santo a las 10.30 por el Patriarca Francesco Moraglia, también la entrega del Premio San Rocco 2021. De 13.00 a 18.00 (con la última entrada a las 17.30) se podrá visitar la Scuola Grande con una oferta de 1€ para la caridad. A seguir a las 20.30 el tradicional concierto en Campo San Rocco de la orquesta “I Virtuosi Veneti” que interpretará música de Vivaldi, Torelli y Tartini con Piergiuseppe Doldi en trompeta, Enzo Carolli en Flauta y con la dirección artística de Alessio Benedettelli.
Los orígenes de el dia de San Rocco en Venecia
Los orígenes de esta celebración, de su conexión con la figura del Santo y con la ciudad de Venecia, se remontan al siglo XVI, durante el periodo de la tremenda epidemia de peste que afectó duramente la ciudad entre 1575 y 1575, causando alrededor de 50.000 muertes. Para salvar a la ciudad, los venecianos invocaron la gracia de San Rocco, cuyos restos se encuentran en la iglesia dedicada a él ya en 1490. La derrota de la enfermedad en 1577 se atribuye, por lo tanto, en parte al Santo y, para celebrar su trabajo el 16 de agosto de cada año, desde 1577, se celebra San Rocco. La fecha de esta celebración fue elegida por orden del Senado de la República de Serenissima, que también declaró el 16 de agosto como día festivo.
Como se puede ver en la pintura de Canaletto “Visita del Doge alla Chiesa di S.Rocco”, que ahora se conserva en la National Gallery de Londres, cada año el 16 de agosto el Doge también llegaba a la Iglesia de San Rocco y, después de la misa, visitaba las bellezas - superadas solo por los tesoros de San Marco- guardadas dentro de una sala de la Scuola Grande, fundada en 1478 por una confraternidad de laicos y decorada con las obras de Tintoretto, Giorgione y Tiepolo. El Doge, de hecho, cada año, con motivo de las celebraciones en honor del Santo, iba a la iglesia dedicada en un barco dorado, acompañado por la Signoria de Venecia, por los miembros del Senado y los embajadores, todos bienvenidos por la Scuola Grande di San Rocco.
El capellán de la confraternidad celebraba la Santa Misa seguida de una procesión que salió de la iglesia de San Rocco hasta la Scuola Grande, dedicada al Santo, que permitía a los fieles admirar los tesoros guardados en el instituto y venerar las reliquias del Santo, que se conservan justo en la Scuola Grande di San Rocco, la única confraternidad que tiene el privilegio de conservar los restos del santo a quien la misma estructura fue dedicada.
Un majestuoso dosel, además, conocido por los venecianos como “El tendòn del Doge" se preparaba en campo San Rocco para conectar la Iglesia de los Frari con la Iglesia de San Rocco, así como la Scuola Grande y tenía la doble función de reparar la procesión por el sol y dar un efecto escénico a la celebración. Hoy en día, esta tradición se mantiene gracias a la creación de una estructura justo en frente de la entrada de la Scuola Grande di San Rocco, lugar donde se tienen las celebraciones de esta importante recurrencia para los venecianos.
La historia de San Rocco
San Rocco representa el segundo patrón de la ciudad de Venecia, detrás de San Marco. Nacido en Montpellier de una familia adinerada, a la edad de veinte años decidió abandonar la vida acomodada para dedicarse completamente a la fe, a consecuencia de la pérdida prematura de ambos padres. Se unió a la Tercera Orden Franciscana y se embarcó en un peregrinaje que lo llevó a Roma, ciudad símbolo del cristianismo. Más tarde, en los alrededores de la ciudad de Acquapendente, en la provincia de Viterbo, comenzó a encargarse de los enfermos. Su devoción en el rescate de los apestados llegó hasta Emilia Romagna, donde la epidemia se había extendido con mayor intensidad. San Rocco solía rezarle a Dios para curar los enfermos y a ellos pintaba una cruz en el pecho, la misma cruz que, en forma de marca de nacimiento, tenía él a la altura del corazón. El viaje de San Rocco como curandero continuó, llegando hasta la ciudad de Piacenza donde, después de descubrir que él también había contraído la enfermedad, se alejó retirándose en un claro. San Rocco milagrosamente se recuperó de la peste y continuó asistiendo y tratando a los enfermos durante mucho tiempo, devoción que más tarde le valió el reconocimiento de Santo protector de los enfermos. El santo murió en las prisiones de Voghera, el 16 de agosto a finales de 1300, a consecuencia de una sentencia por acontecimientos políticos que duró cinco largos años. Junto a su cuerpo, justo antes de morir, San Rocco dejó una escritura que decía: “Todos los que me invocarán contra la plaga serán librados de este azote”.