La historia de las “Zitelle”: las jóvenes doncellas venecianas salvadas de la prostitucion y transformadas en mujeres nobles

13 August 2021

Venecia, 3 de agosto de 2021 - Se asoma al canal que separa la isla Giudecca de Venecia y mira todo recto hacia Punta della Dogana. Se conoce con el término que se solía usar al hablar de las jóvenes doncellas pobres – que corrian el riesgo de acabar siendo prostitutas - y a estas, ofrecía alojamiento. Estamos hablando del instituto de las “Zitelle”, una de las estructuras hospitalarias de Venecia en el siglo XVI. El instituto cuenta con la Iglesia de Santa Maria della Presentazione, que hoy en día sigue encontrándose en la fondamente donde surgía el “pio istituto”. La casa de las “Zitelle” (término que proviene del dialecto veneciano y que se solía indicar las chicas jóvenes) nació con el fin de ayudar a las pobres y hermosas ciudadanas de Venecia las cuales, debido a su ser muy atractivas y pobres, corrían el riesgo de acabar siendo prostitutas. Las “zitelle” que vivían en el instituto – lo cual fue construido en 1561 por voluntad del patriarca Giovanni Trevisan – eran muy hermosas, jóvenes y pobres que aspiraban a ser nobles, aspiración que alcanzaban al final de sus estancias en la estructura. 

A diferencia de lo que ocurría en el conjunto de edificios de las Penitenti di San Giobbe que, en cambio, servía de camino de rehabilitación para mujeres de todas las edades y que ya habían caído en el "pecado" de la prostitución, para entrar en el recorrido de las "Zitelle" solo era necesario ser hermosas, pobres y tener entre los 12 y los 18 años. Las dos instituciones tenían unos niveles de vida muy diferentes: el nivel era muy alto en le institución de la isla de la Giudecca, lugar en el que se educaban las mujeres para convertirse en nobles, listas para casarse con hombres ricos, y mucho más bajo en la de San Giobbe, que solo le daba una segunda oportunidad a las prostitutas “arrepentidas”. 

«Las mujeres tenían que ser muy hermosas para entrar en el instituto de las “Zitelle”, en cambio las feas no podían acceder – explica Agata Brusegan, curadora de IPAV (Istituzioni pubbliche di assistenza veneziane – una asociación pública que ofrece asistencia a las personas además de promover las actividades culturales para la ciudad de Venecia) –. Las chicas solían ser seleccionadas según un conjunto de reglas hechas para los gobernadores, después de haber sido indicadas para los curas, que las individuaban y les aseguraban un futuro mejor». 

El instituto de las “Zitelle” ofrecía un camino psicológico y educativo a las doncellas venecianas que salían de esta estructura – fundada en 1561 que en 1600 se transformó en una institución de lujo  – casi como las nobles gobernadoras que las guiaban en la educación. De hecho, Adriana Contarini, la primera gobernadora de este instituto, donó todas sus pertenencias en dote a estas jóvenes mujeres. Entonces, desde el punto más bajo de la escalera social, se podía subir hasta llegar a ser mujeres con buenas costumbres, buenas maneras y que podían poner en práctica el arte del encaje además de desempeñar el papel de perfecta mujer de la nobleza, lista para casarse. 

«Era un lugar donde se reunían mujeres jóvenes, hermosas y muy bien instruidas – sigue Brusegan. Entonces, este era un instituto del que salían mujeres muy bien educadas, a pesar de sus pasados».

La vida en esta institución estaba caracterizada por el aislamiento de las chicas que, en 1583 alcanzaron un total de doscientas alojadas en la estructura. Las doncellas no podían tener algún contacto con el exterior, a excepción de una excursión cada año por barco a las islas de Venecia o en el caso de que fueran elegidas como posibles mujeres para los hombres más ricos.

«El aislamiento de las chicas era causa de histeria y neurosis – sigue contando Agata Brusegan – y la rivalidad entre ellas era muy alta, sobre todo debido al hecho de que todas eran hermosas adolescentes en búsqueda de un casamiento perfecto».

Ninguna de las chicas solian quedarse de por vida en la institucion de las “zitelle”, siendo esta una etapa de la adolescencia por la que solo tenían que pasar y que las preparaba a la edad adulta, que ellas habrían vivido como unas mujeres hermosas, nobles, bien istruidas y respectadas, sin el riesgo de caer en el mundo de la prostitución. 

Hoy en día, el conjunto de edificios de las “Zitelle” en la isla de la Giudecca se considera como una de las cinco joyas escondidas de Venecia junto a: el Oratorio dei Crociferi, la Chiesa delle Penitenti, el Complesso dell’Ospedaletto y la Scala Contarini del Bovolo. 

Con este enlace se puede ver la entrevista a Agata Brusegan, curadora de IPAV (Istituzioni pubbliche di assistenza veneziane) : https://we.tl/t-rECLYLZlQb