Venecia, 16 de julio de 2021- desde 1577, cada año, Venecia crea un camino sobre el agua, un pasaje temporal y evocador realizado para llegar andando al símbolo de su fiesta más popular: el Redentor. Esta conexión, que desde el siglo XVI permitió a los venecianos cruzar andando el Canal de la Giudecca para llegar, de peregrinación, a la Iglesia de Cristo Redentor, tenía y hoy en día sigue teniendo un significado muy importante, tanto desde el punto de vista religioso como social. Imagen y símbolo de la fiesta “más conocida”, el Puente Votivo acompaña desde hace siglos a las celebraciones del Redentor. A lo largo de los años, la estructura ha sufrido varias transformaciones sin nunca, pero, traicionar su función más importante, que es la de servir como vínculo “flotante” y simbólico entre dos partes de la ciudad devastadas, de la misma manera, por una epidemia que, con fuerza, intentaron destruir juntas.
La evolución del Puente Votivo: una tradición renovada desde hace más de 440 años
El primer Puente Votivo del Redentor se remonta a 1577. Aunque no fuese un puente real, sino más bien una sucesión de barcos colocados uno al lado de otro, permitía llegar al otro lado de la orilla de Fondamenta delle Zattere, con el fin de alcanzar el lugar donde, en ese mismo año, se construyó la que se convertiría en la Iglesia en honor de Cristo Redentor. El primer puente de barcos fue creado por los venecianos para celebrar, con una procesión hasta la isla de Giudecca, el final de una epidemia que perduró dos años, y esta tradición, después de 444 años, sigue siendo parte integral de las celebraciones del Redentor.
Con el tiempo, sin embargo, no fue el significado lo que cambió sino la estructura de este camino sobre el agua que pasó de estar formado por barcos a asumir la cara “militar” de lo que se conoce hoy como el puente Bailey, compuesto por varios módulos de acero y madera que permitieron un rápido montaje y desmontaje. El puente Bailey, de origen inglés, luego abandonado por los aliados después de la Segunda Guerra Mundial, fue adquirido por el Segundo Regimiento Genio Pontieri, que durante cincuenta años, en ocasión de la fiesta del Redentor lo montó en el canal de la Giudecca, como un ejercicio militar. Declarado como “residuo bélico” en 2002, esta tipología de puente fue sustituida por la estructura flotante que tenemos hoy. El nuevo Puente Votivo, se convirtió bajo la jurisdicción de la Compañía Ínsula, cuya propuesta de construir un puente a partir de material flexible, fue aceptada por la Administración Municipal el 1 de marzo de 2002, como alternativa innovadora y funcional al puente viejo.
Todavía hoy la sociedad veneciana se encarga de realizar el puente votivo tal como lo conocemos, una estructura que se monta justo antes del inicio de la celebración más querida por los venecianos, y se inaugura todos los viernes por la noche, antes el dia del Redentor, en memoria de ese camino simbólico en el agua que, después de 440 años, sigue teniendo la misma resonancia emocional de antaño.
El puente de los barcos: una tradición plenamente veneciana no solo durante el Redentor
La del puente de los barcos es una tradición veneciana y símbolo de un voto perpetuo. Este tipo de paso temporal sobre el agua fue, y sigue siendo, utilizado por los venecianos en varias ocasiones del calendario festivo de la ciudad. Además del día del Redentor, el puente votivo “flotante” se instala con motivo de la Fiesta de la Madonna de la Salud, cada 21 de noviembre, permitiendo a los fieles y a todos los ciudadanos cruzar, en peregrinación, el Gran Canal para llegar a la orilla opuesta, donde se encuentra la Iglesia erigida como voto a la Virgen Maria para la liberación de la ciudad de la peste. La Venice Marathon también, el evento deportivo que ve a los atletas competir en una carrera veneciana de 42km utiliza, desde hace algunos años, esta misma estructura flotante de 170 metros para permitir a los corredores cruzar el Gran Canal, hasta llegar a la Plaza de San Marco.
La tradición de los puentes de barcos, utilizados para cruzar los canales de la ciudad, contemplaba, anteriormente, la simple colocación de los barcos uno al lado de otro que, a través de pasarelas, apoyadas sobre estos, sin parapetos, permitían a los ciudadanos llegar andando a lugares que, de otra manera, solo podría alcanzarse por mar. Lo que modificó la construcción de los puentes votivos fue precisamente la falta de protecciones y parapetos, que lo hacían peligroso para las personas, que corrían el riesgo de caer en el agua. En el siglo XIX, de hecho, un accidente causó muertos a consecuencia de la mala seguridad de la estructura de un puente votivo y del número excesivo de personas reunidas en él.
Otra ocasión en la que se creó el puente de barcos fue la Fiestas de los muertos, que se celebra cada 2 de noviembre, y que permite a los ciudadanos llegar, andando, al cementerio de la isla de San Michele desde Fondamente Nove, una tradición que la ciudad quería profundamente recuperar en 2019, pero que ha sido interrumpida el año pasado debido a la pandemia.