Venecia, 25 de junio de 2021 – En el año en el que Cristoforo Colombo saliò de Palos con las tres carabelas para descubrir las Américas, en Palacio Ducal el Doge de la Serenissima Agostino Barbarigo firmò, el 3 de agosto de 1942, un estatuto – la Mariegola – que regulaba el trabajo de los hombres que conducían las balsas (conocidos como zattieri en el dialecto veneciano), estatuto que todavía sigue guardándose en la biblioteca de Belluno. En Codissago, un pequeño pueblo que forma parte del área del ayuntamiento de Longarone, a la izquierda del río Piave, hay un museo único en su género: el Museo degli Zattieri, en el que se cuenta un periodo histórico esencial de la Serenissima. Una conexión que se basa en la recuperación de madera, material esencial para la ciudad de Venecia. Una historia que habla de obreros calificados – leñadores, menadàs, aserradores y conductores de balsas -- cuyo trabajo de llevar el “oro verde” a Venecia era esencial. Subían el río Piave al borde de balsas y después de una ruta muy larga llegaban a la Laguna, tirados por burchi (barcos de vela que se usaban en aquella época). En Venecia había miles – casi 3000 -- de balsas que con sus cargas abastecían toda la ciudad y sobre todo el Arsenale.
El museo – en el que se pueden encontrar pruebas de los métodos que se solían usar en todo el mundo para cortar, hacer flotar y transportar el material de madera – està dirigido por la asociación “Fameia zatèr e menadàs de la Piave di Codissago” y por el director Arnaldo Olivier.
¿De que se ocupa la asociación? ¿Cuándo fue construida y cuál era el objetivo?
Se ocupa de mantener viva la memoria de aquellos hombres fuertes y valientes llamados “zattieri”. Su fundación se remonta al 6 de noviembre de 1982, día en el que se celebra el Santo Patrón San Nicolò. Los objetivos en relación con su creación eran dos: restablecer la escultura de lo “zattiere” (conductor de balsas), desaparecida a causa de la tragedia del Vajont, además de organizar un descenso en balsa de Perarolo di Cadore a Venecia, en memoria de nuestros antepasados. Codissago es el país que, históricamente, proporcionó miles de generaciones de “zattieri”, además de ser un puerto fluvial esencial donde los ciudadanos eran muy buenos fabricantes y conductores de balsas. Se asoma al agua y a su alrededor tiene muchos bosques. Este fue, por siglos, uno de los puertos fluviales más importantes. Muy cerca del puente Malcolm, que toma el nombre por la Villa de 1800 – destruida por la tragedia del Vajont – en el norte del país, siguen existiendo los restos de las “roste”, o sea grandiosas barreras artificiales con las que se regulaba el flujo de troncos procedentes de la montaña Cadorina y dirigidos hacia la laguna veneciana.
¿Qué es lo que se puede ver en el Museo?
Hay salas temáticas en las que se representan las balsas prehistóricas, salas que testimonian la cultivación y la deforestación, además de los métodos usados para transportar las grandes cantidades de madera en el río. Hay documentos que explican en lo que consistía la “Menada”, o sea la flotación de madera y las obras usadas para controlarlas hasta las serrerías. En la plaza a la que se asoma el Museo, hay una antigua - “segheria alla Veneziana” que remonta a 1883. En el museo hay miles de objetos registrados, diferentes modelos de balsas tradicionales y balsas de otras naciones, fotos, documentos, libros y mapas. Además de las herramientas usadas por los Leñadores, Carradori (artesanos que solían construir o reparar objetos), Menadàs, aserradores y Zattieri (conductores de balsas), también hay trineos que solían ser usados por el transporte de madera, modelos en resina, estufas, martinetes, cidoli (un cidolo es un dique de madera que solía ser usado como Puente o como estructura que paraba a los trozos de madera flotando), serrerías y las balsas entre las cuales hay el “raso”, una balsa construida con las estructuras usadas por los barcos.
¿Quien eran los “Zattieri”?
Los “Zattieri” (conductores de balsas) eran hombres fuertes y muy valientes que, proprio por su trabajo muy duro y peligroso, por siglos, contribuyeron a mantenerse y a mantener a su familia, dando un carácter comercial a los valles y desempeñando un papel esencial en el nacimiento, crecimiento y brillo de una de las ciudades más hermosas en el mundo: Venecia. Personas fuertes y valientes que ejercían este difícil y peligroso trabajo que fue, por siglos, esencial para el transporte de productos y personas, necesarios para vivir y sobre el cual se basaba la supervivencia y su futuro.
¿Qué relación tiene vuestra comunidad con la Serenissima?
Es una relación muy estrecha la entre Venecia y nuestras comunidades de los Alpes: los cimientos de Venecia están hechos con madera que procede de los bosques de Belluno. La relación se remonta al final del Imperio Romano, cuando las poblaciones habían agotado toda la cantidad de madera a disposición en la costa, necesaria para construir palafitos. Entonces, para poder sobrevivir, empezaron a mirar hacia los bosques de Belluno y el Cadore, además de los bosques de Friuli, Eslovenia y Trentino. De hecho parece que un “inspector forestal” examinó los lugares de los cuales procedían los trozos de madera y dijo que, si los suministros del río Piave se hubieran interrumpido, habría sido como cortar la vena yugular a Venecia.
¿Cómo se solían usar las cantidades de madera que procedían de Belluno?
El uso era diferente: si pensamos en toda la cantidad de material que procedía de Venecia, tanto por construir las bases de las casas, los puentes y los palacios como por construir el Arsenale, centro principal de la potencia marina de Venecia. Era el oro verde para Venecia. Fue así que, en el siglo XIV, la Serenissima empezó a proteger los bosques más importantes. De hecho, empezó a protegerlos para velar por su propio desarrollo y su poder. El porcentaje más alto procedía del Cadore: el Bosco di Somadida di Auronzo di Cadore (que se conocía como en Bosque de San Marcos), cuya madera solìa ser usada para construir instrumentos usados en las “galee” (barcos militares usados en la Edad Media); el Bosco di Cajada, cuya madera solía ser usada para construir el mástil de las “galee”; el bosque del Cansiglio, que hoy en día sigue conociéndose como el Bosco da remi di San Marco (bosque de remos de San Marcos), popular por sus hayas “fagher” que solían ser usados para la construcción de los remos de las “galee” y el Bosco di Roveri del Montello, cuya madera solía ser usado para construir el esqueleto del barco y la quilla del barco.
¿Cuáles eran los tipos de madera que se solían escoger y como solían ser utilizados?
Los árboles que se solían talar eran los abetos blanco y rojo o el alerce. La edad de los árboles estaba vinculada a la madurez, y por lo tanto a la comercialización, el espesor y la longitud. El “lares” (alerce), por ejemplo, solía ser usado para los trabajos bajo el agua y bajo la tierra, sobre todo porque el alerce no sufre las alteraciones húmedo/seco. El “lavedìn”, el abeto blanco, solía ser usado en la construcción de edificios y de barcos. De hecho, la Marina Veneciana los usaba para construir el mástil de los barcos; los troncos más suaves, “rorè”, solían ser usados para la construcción de casas y palacios (techos, suelo, escaleras… ).
Parece que al final de 1700, Venecia podía contar con muchas cantidades de madera cada año.
Venecia, con el transporte, al final de 1700 podía contar con grandes cantidades de madera cada año, cantidades que alcanzaban unos 270/350 mil troncos y que solían ser distribuidos en las 13 serrerías que se encontraban entre Perarolo di Cadore y Faè di Longarone, cuyos dueños poseían palacios en el Gran Canal y almacenes de madera sobre todo en la orilla oriental de Venecia. En el mes de agosto, los comerciantes de madera salían por la montaña y compraban los lotes de madera que debían ser talados. Después de la deforestación empezaban las operaciones de transporte, llamadas Menàda Grande, o sea el transporte de madera hacia las serrerías donde los aserradores trabajaban día y noche por transformar los troncos en tablas y vigas de construcción. Los conductores de balsas de Codissago construiban balsas, las daban a los conductores de Ponte nelle Alpi que subían el río Piave hasta Borgo Piave, pagaban los derechos y por la mañana los de Borgo Piave hacian 60 kilometros hasta Falzè di Piave. Ellos pagaban los derechos en Castello di Quero donde por la noche se ponía una cadena para impedir el paso de las balsas. De Falzè los conductores de balsas de Nervesa subían por Ponte di Piave, pagaban otra vez los derechos y luego con las balsas seguían por el canal Caligo, tiradas por caballos que llegaban a Treporti donde esperaban que subiera la marea para que la corriente de entrada empujara a las balsas hacia la Laguna. Cuando éstas se encontraban en la Laguna y cesaba la corriente de marea, las balsas eran tiradas por barcos a vela hasta la orilla oriental de Venecia, donde los comerciantes Cadorini tenían los almacenes de madera.
¿Cuándo empezó y hasta cuándo continuó esta actividad?
Este trabajo termina al comienzo de 1900, cuando carreteras, puentes y ferrocarriles tomaron el lugar de estos muy raros medios de transporte. Los hechos humanos descritos se refieren a un periodo que va de la edad romana (siglo II d.c.) al comienzo de la sociedad industrial, la cual borró en muy poco tiempo los hábitos que duraron por siglos. La flotación de madera en el Piave y el transporte de los productos en las balsas fue esencial para garantizar el desarrollo de las poblaciones que vivían cerca del río. Poblaciones que tienen que volverse a descubrir.