Venecia, 22 de diciembre 2021 – La Nochebuena era la única noche en que el Serenissimo dux se mostraba en público fuera del Palacio Ducal. Una salida en ocasión de la visita anual de la antigua isla de los cipreses San Jorge Mayor. El dux iba a ese lugar tras haber participado en las sagradas funciones en la Basílica de San Marcos: al terminar la misa, salía a la plaza, acompañado por un gran cortejo hasta el muelle, en un camino hecho de antorchas y candelabros, donde lo esperaban los “peatoni” dorados, embarcaciones venecianas tradicionales. La partida hacia la isla de San Jorge ocurría al repique de las campanas de San Marcos y al sonar de las trompetas de plata del dux; la peregrinación navideña se concluía delante de la puerta mayor de la iglesia, en que lo recibían el abad mitrado de San Jorge y todos los monjes. Aquí también el dux asistía a un servicio religioso de corta duración y, luego, se movía a una suntuosa sala del convento en que se organizaba un pequeño banquete a base de dulces preparados por los frailes: se trataba de los “zorzini” (de San Zorzi, Giorgio – Jorge), definidos "una maravegia golosa" (una maravilla golosa) por Gasparre Gozzi al tomar parte en el cortejo del dux Pietro Grimani. La vuelta al Palacio Ducal ocurría con la misma pompa y el mismo esplendor de las antorchas, mientras el pueblo – reunido en los barcos en el Muelle – gritaba el lema “Viva San Marco” y las campanas repicaban seguidamente.
Sin embargo, en Venecia, la “Navidad” significa también algo más. Como cuenta Alberto Toso Fei, escritor veneciano, durante la Navidad el largo Carnaval veneciano que, a partir de octubre, llegaba hasta el Miércoles de Ceniza, solo había una breve pausa; así como en la Navidad se interrumpían las “Guerre dei Pugni” (Guerras de los Puños), empezando en septiembre y viendo enfrentarse las dos facciones más antiguas y numerosas de la ciudad contrapuestas, los Nicolotti y los Castellani. Esos combates, que tradicionalmente solían hacerse sobre algunos puentes de la ciudad, fueron suprimidos para siempre después del 30 de septiembre 1705, cuando la lucha mano a mano acabó en puñaladas, causando numerosas víctimas. La leyenda cuenta que todo eso pasó durante la Nochebuena, en la que Giuliana di Collalto, fundadora del monasterio de los Santos Biagio y Cataldo en la Giudecca en 1222 (lugar exacto donde hoy en día está el Molino Stucky), obtuvo, gracias a sus oraciones, el descenso del cielo de un ángel en el medio del coro llevando entre las manos el Niño Jesus. El ángel, tras haber anunciado el nacimiento a las monjas, lo repuse entre los brazos “dell’estatica Giuliana, che poté per qualche tempo sfogare gli affetti del suo cuore col divin pargoletto”. Según otra leyenda, en la Nochebuena, un gato negro marca pequeños círculos sobre el Ponte del Diavolo (Puente del Diablo), en Torcello: el gato representa el demonio que, anualmente, vuelve a esperar las almas de siete niños que nunca fueron bautizados y que una maga le tiene que traer a cambio de un favor remontándose a desde hace un siglo y medio, cuando juntó otra vez una chica veneciana a su amado oficial austriaco hizo matar por la familia de ella.
Comune di Venezia